Santa Agnés de Corona es un pequeño pueblo de agricultores situado en la zona más occidental de la isla. Esta pequeña población se encuentra dentro de un valle fértil, al norte de Sant Antoni. Por el oeste limita con la pequeña población, aunque mucho más popular, de Santa Gertrudis. Al norte, sus tierra se cruzan con el rústico Sant Mateu, con quien comparte una costa escarpada e inaccesible.

El centro urbano de Santa Agnés, más conocida como Santa Inés, está compuesto por apenas dos calles. La principal que atraviesa el pueblo, y una carretera secundaria en dirección a la costa, mediante la cual se accede a la venda de Forada.

Una venda viene a ser una amplia zona de tierras de cultivo, con casas payesas separadas unas de otras por la extensión de labrío. Parte fundamental de la cultura ibicenca, en cada una de estas vendas no podía faltar una vía de acceso al agua potable, tan escasa en una zona sin importantes recursos fluviales. Así encontramos el pou (pozo) de Forada.

Otro de los elementos que marcan la vida del pueblo es su iglesia. Construida a finales del siglo diecinueve, destaca por su sencillez y sus paredes encaladas.

Pero el principal atractivo de Santa Inés lo compone el mes de febrero. Las tierras cubiertas de almendro ven comenzar la floración con los primeros rayos de la primavera. Una estampa típica de la zona, en la que la tierra se tiñe del color rosa y blanco de su flor.

Un paisaje rural nos acompañará durante toda la travesía, entre almendros, pastos y ovejas. Y es que Santa Agnés es un lugar que conserva todo el sabor de la Ibiza de antaño, un lugar donde encontrarse y no ser encontrado.