¿Le apetece disfrutar de una cala tranquila, sin ruidos, sin aglomeraciones y casi sin gente? Pues bienvenidos a Cala Mastella, una playa de Ibiza, en Santa Eulália dónde podremos tomarnos la vida con un poco de tranquilidad, y una biodramina para el viaje.
Como llegaremos a Cala Mastella.
Uno de los motivos por los que la gente huye un poco de Cala Mastella es su situación. A pesar de estar en la localidad de Santa Eulalia, la única forma de alcanzar esta playa de Ibiza es atravesando el núcleo urbano de Sant Carlos. Esto implica trasladarse al extremo noreste de la isla, cruzando Santa Eulalia.
Al llegar a Sant Carlos, hemos de tomar el desvío que parte hacia tres calas que discurren por la costa en apenas dos kilómetros. Canal d’en Martí, Cala Boix y Cala Mastella. De las tres, la que hoy nos ocupa, se encuentra más al sur, tomando un desvío que aparece en la carretera al llegar al primer cruce tras dejar Sant Carlos. Una recta más y deberemos elegir entre Cala Boix, ya delante nuestra, y de nuevo Cala Mastella. Tras dos kilómetros entre pinares y polvaredas, llegamos a Cala Mastella.
Que encontraremos en esta playa de Ibiza.
Si ha leído nuestro párrafo anterior, comprenderá que por proximidad, por ejemplo, hay otras playas a las que acudir antes que a Cala Mastella. Si les contamos que esta es una cala muy cerrada, que se sitúa entre montañas a espalda de la puesta de sol, y que las horas de baño se reducen un par de horas, pues es comprensible que el gran turismo no lo tenga en su punto de referencia.
Probablemente este sea el motivo por el cual no hay muchos servicios en esta cala. Sombrillas, hamacas y un escueto chiringuito. Lo que sí que vamos a encontrar, es un paraje natural, entre pinares, sin contaminación acústica, sin vigilancia, sin embarcaciones a motor, sin ruidos. Un lugar para descansar y estar tranquilos. Un auténtico paraíso para disfrutar sólo o en compañía, pero no mucha. Por no disponer, no va a disponer ni de carteles indicando donde se encuentra.
Los laterales de la cala son bastante escarpados y únicamente, a lo lejos, se encuentran algunos varaderos de pescadores, típicos en cada cala de Ibiza. La arena es espesa, y apenás cinco metros la separan de los pinares.
Al encontrarse tan abrigada, el oleaje no es destacable, por lo que el fondo marino se conserva casi intacto. Un lugar mágico, en un entorno mágico. Cala Mastella.
