La iglesia de Sant Josep se encuentra a orillas de la carretera que cruza el centro del pueblo, en el punto más alto de la propia carretera. Al ser una zona alejada del mar y situada en terreno montañoso, los habitantes de las distintas parcelas en las que se dividía el antiguo quartó no tenían la necesidad de refugio de las localidades costeras. Los actos religiosos se celebraban en la parroquia a varios kilómetros de Sant Antoni. No será pues hasta 1727 cuando comienzan las obras del templo, concluyendo cuatro años después, motivado por el aumento de la población en las vendas contiguas.

A pesar de no correr el riesgo de ataques piratas, la iglesia continúa con la sencillez típica de las construcciones religiosas de la isla, presentando una nave cuadrada única, con varias capillas en sus laterales y un exterior liso y encalado. La entrada principal consta del obligado porche y está rematada por un campanario.

Gran parte de las obras religiosas que se encontraban en el interior de la iglesia de Sant Josep fueron destruidas parcial o totalmente durante la Guerra Civil, conservándose en la actualidad un retablo del siglo XVIII y varias obras restauradas.