Uno de los lugares más singulares de Ibiza es el Broll de Buscastell. No es un lugar muy conocido a nivel turístico. De hecho, cuando encuentras en una guía su nombre, no sabes exactamente que vas a encontrar hasta llegar al lugar. Y sin dudas, lo más difícil, es llegar.
Llegando a Buscastell con el GPS
Pues este es uno de esos casos en los que te apetece coger al inventor de semejante artilugio, meterlo en el coche, y decirle: “Ahora conduces tú”. Guiados por el aparatito de marras, tomamos la carretera que une Sant Rafael con Sant Mateu. Una pequeña desviación a la izquierda, dos caminos de cabras, y el Broll de Buscastell a trescientos metros. Tan sólo hay que atravesar una propiedad particular e infringir leyes que, seguramente ni conozco. Marcha atrás por el camino de cabras y a seguir por el monte.
En fin, que nada mejor que un buen mapa. Podemos llegar al Broll de Buscastell desde Santa Rafael, saliendo en dirección a Santa Agnés. O bien tomando el camino que une Sant Mateu con Santa Agnés. En este caso, deberemos girar hacia el sur en la indicación del Broll. No es muy difícil de reconocer por las llanuras que rodean el camino.
Un jardín en el centro de Ibiza.
Cuando la carretera comienza a volverse un tanto sinuosa y estrecha, es la señal de que ha llegado al Broll de Buscastell. Pero ¿qué hay aquí exactamente?. Un manantial. O varios. O puede que cientos. Aparcamos el coche justo donde indica el gps. Si no lleva, es fácil. El único sitio a la derecha del camino donde se puede aparcar si baja desde Santa Agnés.
Junto a la parada del camino, unas escaleras en mal estado bajan hasta una especie de pozo, visible desde la propia carretera. Este parece el origen del manantial, aunque la salida del agua la encontramos tras unas zarzas. El presunto pozo parece hacer las veces de cisterna, y da comienzo a una canalización de origen desconocido, que traslada el agua a través del valle.
La vista es espectacular. Algunos campos estan sembrados. En otros simplemente crece la hierba y se aprecian los surcos de los animales de la zona. Seguimos el curso del manantial en dirección a Sant Rafael. A derecha e izquierda surgen pequeñas cataratas, a veces provocadas por las canalizaciones. Otras veces, el agua crea un nuevo curso sobre el que nacen terrenos muy fértiles.
Un poco más adelante, encontramos un curioso puente. No hemos encontrado información sobre él, pero da un aspecto más singular al paisaje. Sobre un nuevo rumor del agua, un molino casi oculto en una pequeña construcción similar a un caserío. Aquí las casas no tienen ese típico aspecto blanco. Son reemplazadas por paredes de piedra que se adaptan a los canales.
El final del camino se desvía del Broll de Buscastell, que entre surcos y cañaverales se aleja. Quizás otro día volvamos con un par de bocadillos, porque este lugar no tiene desperdicio.
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