Disfrutando de Aiguas Blancas

El lecho marino presenta el mismo aspecto con gran presencia de arena y rocas, y con una pendiente muy suave, encontrando pie a treinta metros de la orilla.

Los vientos suelen soplar fuertes, de mar a tierra, tomando relevancia la protección de la piel para evitar quemaduras.

El encanto paisajístico de la zona debido a la erosión hacen destacar esta playa, especialmente para los amantes del nudismo, muy practicado en esta zona.

Y hasta aquí los datos oficiales. Ahora os vamos a contar que es en realidad esta playa.

Tres accesos nos van a permitir llegar hasta la orilla, aunque dos son complicados de encontrar. El más habitual, marcado en la carretera, te va a llevar hasta una cuesta de pendiente impronunciable. Cuidado con la subida pues se hace muy pesada.

Nada más bajar el último tramo, de escalones, encontramos un servicio de hamacas y sombrillas. También nos encontramos en un tramo bastante ancho. Aquí se agolpa la multitud. Podemos quedarnos al lado de chiringuito o explorar un poco más, lo cual aconsejamos. Hacia la izquierda se encuentran los famosos baños de barro. Es importante llevar calzado que se pueda desabrochar o mojar porque si sube la marea, te vas a mojar hasta la espinilla. A los pocos metros empezamos a ver a la gente embadurnada hasta las cejas. Desconocemos las propiedades del lodo pero si te podemos contar que lo recogen de un agujero en la roca. Un poco más allá la playa desaparece entre piedras producto del desprendimiento. Tal vez este sea el motivo de la curiosa arena de la playa, mucho más espesa que en el resto de la isla.

Si optamos por la vertiente derecha, deberemos cruzar por un tramo estrecho de arena, situado tras una pared muy alta y que da algo de grima. Serán unos metros. Tras atravesarlos, una nueva anchura del arenal nos lleva hasta otro chiringuito de ambiente mucho menos turístico y más familiar. Algunos islotes emergen del agua. Son grandes rocas desprendidas. No os recomendamos nadar hasta ellas por la fuerte corriente que en ocasiones trae el mar. La playa termina frente a un peñón que parece a punto de desprenderse. Es la separación física entre esta playa y Es Figueral. Si prefieres el ambiente más tranquilo, esta segunda playa es más recomendable y más fácil de acceder, con las mismas propiedades (menos el barro) y más servicios.

Hay que tener en cuenta que por la orientación de esta playa al sol, y la altura de las paredes de roca que la preceden, las horas de luz son bastante escasas. Ni que contarte que no podrás ver una puesta de sol desde aquí.
No hay una página oficial que nos dé la previsión del oleaje en esta playa pero bien nos podemos guiar por la predicción de la playa de Cala San Vicente