Sant Antoni de Portmany es el punto de Ibiza más cercano a la península. Gracias a su amplia bahía y a las facilidades que presentaba como puerto marítimo, la actividad pesquera fue uno de sus principales recursos. Si bien con la llegada del turismo, la actividad pesquera pasó a un segundo plano, se conserva ese espíritu marinero siempre presente. Así podemos descubrir una gran cantidad de calas donde los varaderos de los pescadores ocupan una gran parte de su costa.

La evolución turística convirtió el centro del pueblo en territorio inglés, dandose a conocer como el West de Sant Antoni. Probablemente el término le venga del propio Oeste americano, pues a veces pasa por ser ciudad sin ley. En las cuatro calles contiguas al puerto, y sobre el paseo de Ses Fonts se aglutinan multitud de pubs y bares de copas de habla casi específicamente inglesa. Una vez abandonamos el “casco viejo”, Sant Antoni se vuelve un lugar tranquilo y familiar.

En una primera división, el municipio de Sant Antoni se compuso con las vendas de Cas Ramons, Buscastell, sa Vorera, Forada, Es Pla, es Bessons, es Macias y es Bernats. Las vendas eran una antigua medida de longitud. Hoy día la distribución se ha cambiado por las típicas parroquias entre la localidad de Sant Antoni, Sant Mateo, Santa Agnés y Sant Rafel.

La parte más conocida Sant Antoni son sus atardeceres espectaculares que muchos disfrutan en bares de gran renombre. La puesta de sol reúne cientos de personas a la orilla de la playa en unos momentos realmente únicos.